El primer adelanto de lo que será el próximo trabajo de Zahara, titulado Lento Ternura, ha despertado cierta curiosidad, sobre todo por su contenido aparentemente contradictorio. En Yo solo quería escribir una canción de amor, el estribillo impacta de forma directa: «Que se muera Madrid, que arda en el infierno». A pesar de lo que podría interpretarse como un ataque a la capital, la propia Zahara ha dejado claro que su objetivo no era componer una canción de odio, sino todo lo contrario: su intención era hablar de amor. Sin embargo, la relación simbólica que establece con una casa, descrita en términos casi carnales, termina fundiéndose en una crítica que va mucho más allá de lo puramente emocional. Al fin y al cabo, aunque su propósito era centrarse en el amor, la rabia contra las grandes ciudades aflora inevitablemente, recordándonos que sigue siendo Zahara.
Un viaje entre la calma y la frustración
La complejidad de este primer sencillo no se limita a su letra, sino también a su trasfondo creativo. Zahara empezó a trabajar en Lento Ternura con la idea de crear algo desde un lugar de paz y serenidad, alejada del caos que envolvía su disco anterior, PUTA. Sin embargo, a medida que avanzaba en el proceso, se dio cuenta de que el «lento ternura», ese estado de calma deseada, no es algo que pueda alcanzarse únicamente abrazando la belleza o la tranquilidad. Para ella, este estado implica aceptar también la rabia, la frustración y la imperfección de lo cotidiano.
La canción, por lo tanto, funciona como una especie de microcosmos de ese viaje emocional. A nivel musical, las melodías suaves se mezclan con sintetizadores agudos, creando una dualidad sonora que refleja perfectamente ese conflicto entre el amor y la ira. Y para darle más profundidad, Zahara incorpora un omnichord, añadiendo un toque mágico a la estructura de la canción.
La evolución artística de Zahara
Una de las grandes novedades en este adelanto es que Zahara ha asumido por primera vez el rol de productora, lo que marca un punto de inflexión en su carrera. El hecho de tomar el control creativo de este proyecto no es solo un paso lógico tras la contundencia de PUTA, sino una forma de reafirmar su autonomía artística. En la producción ha contado con la mezcla de Martí Perarnau IV y la masterización de Víctor García en Ultramarinos, mientras que la dirección creativa ha sido un trabajo conjunto entre Guillermo Guerrero y la propia Zahara. Este equipo creativo refuerza la idea de que, aunque Zahara esté asumiendo más responsabilidades, sigue colaborando con personas clave en su entorno artístico.
El resultado es un primer sencillo que mantiene la esencia de lo que la artista ha representado hasta ahora: una búsqueda constante de nuevas formas de expresión que no rehúyen la contradicción ni los aspectos más incómodos de la realidad.
Nota: Contenido Actualizado con fecha 31/10/2024 17:15
