El último episodio de Task culmina lo que empezó como un thriller policíaco clásico para transformarse en un drama sobre la carga del pasado. La ficción de Brad Ingelsby, creador de Mare of Easttown, vuelve a explorar la idea de comunidad, redención y heridas abiertas, esta vez desde los pasillos de una fuerza federal que persigue a una banda de motoristas fuera de la ley.
Con su característico tono gris y personajes llenos de contradicciones, el final de Task no solo cierra la trama policial, sino que ofrece un retrato profundamente humano de quienes buscan perdón, incluso cuando la justicia no siempre llega de la forma esperada.
¿Qué ocurre con Grasso en el final de Task?
El personaje de Anthony Grasso, interpretado magistralmente por Fabien Frankel, encarna el alma torturada del relato. Informante doble, padre arrepentido y testigo de su propia ruina moral, Grasso lleva sobre sus hombros el peso de una culpa que lo consume desde la muerte accidental de Lizzie Stover (Alison Oliver).
En el episodio final, cuando el caos se apodera y las alianzas se desmoronan, Grasso se convierte en el inesperado salvador. Herido tras un tiroteo con otro informante, logra llegar hasta la casa de Maeve (Emilia Jones) para advertirle del peligro. Allí, en un momento que condensa toda la ambigüedad de la serie, dispara contra Jayson (Sam Keeley) y evita que la joven muera.
Ese acto no borra sus pecados, pero funciona como su redención personal. En el hospital, su conversación con Tom Brandis (Mark Ruffalo) es una de las más potentes del desenlace: cuando Grasso le pide “penitencia” por haber traicionado a la unidad, Tom le responde con frialdad y compasión: “Nunca di penitencia. La gente ya se castiga bastante sola”. Una frase que resume el tono moral de la serie: en Task, nadie sale limpio, pero algunos aprenden a vivir con sus heridas.
¿Cómo termina Maeve y qué simboliza su destino?
Por su parte, Maeve se convierte en el rostro de una justicia alternativa. Ella no busca venganza ni gloria, solo un camino para salir del ciclo de violencia que arrastra a todos los personajes. Después de la muerte de Jayson, Tom decide no reportar el dinero robado que se escondía en su casa. Lo hace en memoria de Robbie (Tom Pelphrey), cumpliendo su promesa de protegerla.
Con ese gesto, Maeve toma el dinero y huye junto a los hijos de Robbie, emprendiendo una nueva vida lejos de Filadelfia. Su partida representa el cierre de una historia marcada por pérdidas y sacrificios, pero también una ventana a la esperanza. Ingelsby nos deja con la idea de que la redención no siempre llega a través de la ley, sino de las segundas oportunidades que cada personaje se atreve a tomar.
Un cierre cargado de simbolismo
El final de Task no busca resolverlo todo. Prefiere dejar espacio al silencio y a la reflexión. Tom, que también enfrenta sus propios demonios familiares, aprende a perdonar y a dejar ir, a su hijo, a su dolor y a los errores del pasado. Mientras tanto, Grasso paga sus culpas no ante un juez, sino ante su propia conciencia, y Maeve se convierte en la única figura que logra escapar del destino trágico que consume al resto.
Así, Task cierra su historia sin artificios, pero con una poderosa coherencia moral que ha cautivado a muchos desde el episodio 1 al 7. No hay héroes ni villanos definitivos: solo personas intentando sobrevivir en medio del caos, buscando un sentido dentro de sus errores.
Ahora, lo que muchos se preguntan es, ¿Habrá segunda temporada de Task?
Nota: Contenido actualizado el 23/10/2025 09:12









