El Viña Rock 2026 debía ser el punto de inflexión tras uno de los episodios más convulsos que se recuerdan en Villarrobledo. La conexión empresarial de la promotora The Music Republic con el fondo KKR, señalado por colectivos culturales por su vinculación con inversiones en Israel, provocó un terremoto que todavía resuena. Numerosas bandas de largo recorrido decidieron no volver al festival, y la duda era evidente: ¿cómo respondería el Viña?
La primera pista llega con un avance de cartel que apuesta por lo internacional y rompe el patrón clásico del evento. Un giro que, lejos de calmar los ánimos, ha desatado una conversación encendida en redes sociales, donde centenares de seguidores critican la propuesta y el rumbo actual del festival.
Un cartel muy internacional para un año atípico
La nueva apuesta del Viña Rock busca impacto global. El gran reclamo del anuncio es la presencia de los Sex Pistols, esta vez con Frank Carter al frente, un movimiento inesperado que marca distancia respecto a las ediciones recientes. También destacan nombres de proyección mundial como Bob Vylan, Skindred o los noruegos Turbonegro, autores de clásicos incontestables como All My Friends Are Dead.
Aun así, el festival no renuncia por completo a su ADN estatal: La Cabra Mecánica, Mägo de Oz, Sôber, Sexy Zebras, Mojinos Escozíos o Seguridad Social figuran entre las primeras confirmaciones.
Las entradas saldrán a la venta el 11 de diciembre a un precio inicial de 42,50 euros, gastos incluidos. Un movimiento rápido con el que la organización espera recuperar tracción tras meses de incertidumbre.
Polémicas, vetos y una comunidad dividida
Sin embargo se espera un bajón de público en 2026. La tormenta no viene solo del cartel. Desde hace meses, el debate sobre la relación de la empresa organizadora con el fondo KKR ha generado un desgaste notable. Varios grupos públicos y otros en privado han confirmado su decisión de no volver mientras no exista un cambio de gestión. Ese vacío en la alineación habitual ha dejado huella en el diseño del cartel de este año.
En paralelo, las redes sociales han estallado tras el anuncio. En los comentarios del post oficial se repiten patrones: seguidores que hablan de “campaña de grupos que no interesa”, otros que critican la ausencia de históricos del rock estatal, quienes aseguran que “solo falta Pancracio” para completar el meme, o mensajes lamentando que “este año no podrán salvarse”. También aparecen comparaciones con la esencia tradicional del Viña, preguntas sobre la dirección artística y algún lamento irónico: “¿Esto es Viña o un festival random?”.
Entre las reacciones más repetidas, un mensaje claro: muchos usuarios anuncian que pondrán “la X” a las bandas que accedan a tocar, como forma de protesta contra la organización. Una dinámica inédita que refleja la fractura que vive la comunidad viñera.
El Viña Rock en plena encrucijada
El avance de cartel, lejos de despejar dudas, ha encendido la conversación alrededor de un festival que siempre había presumido de identidad firme y espíritu colectivo. El giro internacional, los vetos, la crisis de confianza y la respuesta inmediata en redes dibujan un escenario complejo para la edición 2026. El Viña afronta así su año más difícil, en busca de recuperar el pulso de un público que no solo quiere conciertos: quiere sentirse parte de un proyecto que, hoy, vive uno de sus momentos más delicados.
